viernes, 9 de noviembre de 2012

¿Rumbo al Estado de "malestar"?

El punto de vista del gobierno sobre la economía se puede reducir a unas pocas frases cortas. Si se mueve, ponle impuestos; si se sigue moviendo, súbele los impuestos (y regúlalo); y si para de moverse subsídialo". Ronald Reagan

La bancada oficialista y sus aliados otorgaron facultades al gobierno en materia tributaria, a pesar de los excesos cometidos con el Decreto Legislativo 1104. Este DL, promulgado en base a una delegación de facultades legislativas anterior para luchar contra la minería informal, permite la confiscación de bienes a los ciudadanos que desempeñan cualquier actividad sin proceso judicial previo, violando el debido proceso y el derecho de propiedad, derecho fundamental de la persona humana.

La reforma buscaría ampliar las facultades de la Sunat para interpretar las transacciones económicas en base al "fraude de ley" aplicando el siguiente test: a) si la transacción realizada es individual o conjunta, artificiosa o impropia para el resultado obtenido; y b) si la transacción no reporta efectos jurídicos o económicos distintos del ahorro fiscal o ventaja tributaria obtenidos, y de los efectos que se consiguieran del negocio que se considere usual o propio.

Es decir, la Sunat tendría el poder de ingresar a la psiquis del contribuyente para analizar las intenciones subjetivas que tuvo, a fin de determinar si la transacción realizada es propia o usual. Si un auditor de Sunat considera que en una escisión o fusión no hay mayores ventajas que las fiscales, podría recaracterizar la operación y, por ejemplo, gravarla como una venta.
La Sunat no ha ampliado la base tributaria y el gobierno apunta a los de siempre: la pequeña o mediana empresa o el profesional liberal, quienes no tienen las conexiones de la gran empresa para pedir excepciones o salvatajes, y tampoco cuentan con la ventaja de los grandes evasores informales. Sí, esa clase media vital para el desarrollo del país tendría que financiar las aventuras socialistas del gobierno.

Gracias a la apertura económica iniciada en los 90s el Perú se ha desarrollado, pero el Estado no puede asfixiar a los esforzados contribuyentes formales para financiar sus aventuras. Existe superávit fiscal, pero quiere aumentar los impuestos para jugar al Estado empresario como en Petroperú.
El círculo vicioso de la economía socialista, denunciada por Reagan en su momento, no debe volver al país porque eso nos llevaría rumbo al estado de malestar. Varias generaciones de peruanos sufrimos sus desastrosas consecuencias.

Publicado: el 8 de Junio del 2012. En la columna de opinión del "Diario Correo"

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